Para quienes llevan un ritmo de vida acelerado, preparar comida con antelación puede ser muy conveniente, pero nunca debemos olvidar la importancia de la seguridad alimentaria. Seguir las recomendaciones sobre cómo almacenar y manejar los alimentos es clave para evitar problemas de salud y asegurar que nuestros platos sean seguros y deliciosos.
Una de las dudas más frecuentes en cuanto a la conservación de alimentos, especialmente en climas cálidos, es la forma correcta de almacenar las patatas después de comprarlas. La conocida nutricionista y doctora en Farmacia Boticaria García ha abordado este tema en profundidad, emitiendo una advertencia importante sobre un error común: guardar las patatas en la nevera.
Por qué no debes refrigerar las patatas
Nada de refrigerador
Según la experta, las patatas contienen una enzima que convierte los carbohidratos en azúcares simples. Cuando se almacenan en un ambiente demasiado frío, como el del frigorífico, esta enzima se activa y acelera la transformación del almidón en azúcar. «Nada de refrigerador, ya que la patata se oscurece y se endulza debido a la pérdida de almidón», advierten desde la cadena de supermercados Aldi, donde sugieren mantenerlas en un «ambiente fresco» para una mejor conservación.
Este error no solo afecta la calidad de las patatas, volviéndolas más blandas al cocinarlas, sino que también incrementa la producción de acrilamida, un compuesto que se forma cuando alimentos ricos en almidón se cocinan a altas temperaturas, como al freírlas. La acrilamida es conocida por sus posibles efectos perjudiciales para la salud, lo que refuerza la necesidad de evitar su formación.
Consejos para conservar las patatas de forma segura
La recomendación de Boticaria García es clara: mantener las patatas fuera de la nevera y almacenarlas en un lugar fresco y seco es crucial para preservar su calidad y seguridad. Al guardarlas en un entorno sin humedad y utilizando recipientes porosos como cestas o cajas con agujeros, podemos asegurar que se mantendrán en óptimas condiciones y reducir los riesgos asociados con su almacenamiento en refrigeración.