Se sabe que comer más pescado es beneficioso para la salud, pero muchos se desaniman por la tarea de limpiarlo. Sin embargo, este proceso no es tan complicado como parece. Aquí te mostramos cómo hacerlo en cinco sencillos pasos, aunque siempre puedes pedirle al pescadero que lo haga por ti.
Primero, es importante contar con un cuchillo afilado, unas buenas tijeras y agua fría. Los cinco pasos básicos son:
- Desescamar.
- Sacar las tripas.
- Cortar la cabeza.
- Retirar la piel.
- Filetear.
Ahora, manos a la obra. La técnica varía según la forma del pez:
Para pescado plano, como la lenguado o la platija, se quita la piel cortando la punta de la cola y luego tirando de ella para desprenderla. Luego, se retiran las tripas y las aletas exteriores con unas tijeras, se cortan las espinas laterales y se sacan los filetes.
En el caso del pescado redondo, como la trucha o el besugo, primero se desescama con un utensilio específico o un cuchillo. Después, se cortan las aletas exteriores con unas tijeras, se abre el vientre para quitar las vísceras y se lava bien bajo agua fría.
¿Qué hacer con las espinas? Karlos Arguiñano tiene un truco infalible: presionar la cabeza del pescado hacia abajo y luego arrastrar el dedo por el cuello para eliminar rápidamente el espinazo. Luego, puedes usar unas pinzas o tijeras para quitar las espinas restantes.
Recuerda que tanto el pescado blanco como el azul son importantes en la dieta. El pescado azul es más graso y calórico, pero rico en ácidos grasos buenos para el corazón, mientras que el blanco es más magro y bajo en calorías.