En un mundo lleno de desafíos, ¿qué pasaría si miráramos hacia el vasto océano para alimentar a la población mundial en tiempos de crisis? Las algas marinas emergen como una solución innovadora y prometedora, capaz de abordar no solo los problemas actuales de sostenibilidad, sino también de prepararnos para posibles calamidades futuras, como eventos catastróficos que afecten la producción agrícola.
Un estudio realizado por la Alianza para la Alimentación en Casos de Desastre (AADC) en colaboración con expertos de diversas universidades ha explorado el potencial de las algas marinas como una fuente de alimento resistente en escenarios de reducción abrupta de la luz solar (ERALS). Estos escenarios podrían ser desencadenados por fenómenos como erupciones volcánicas, impactos de asteroides o incluso un invierno nuclear.
Cultivar el océano: una solución innovadora para alimentar al mundo en tiempos de crisis.
Las algas, con su capacidad de crecimiento rápido y su riqueza nutricional, se destacan como una opción alimentaria primaria en momentos de crisis. Aunque no pueden proporcionar todos los nutrientes necesarios por sí solas, pueden ser una parte fundamental de la dieta, ofreciendo alimento tanto para humanos como para animales, así como una fuente de energía renovable.
Algas marinas: una promesa de resiliencia alimentaria en medio de la incertidumbre global.
El estudio revela que existen extensas áreas oceánicas adecuadas para la expansión del cultivo de algas, incluso en condiciones de luz solar reducida. Con una planificación adecuada, estas granjas podrían llegar a producir hasta el 45% de la demanda mundial de alimentos en solo nueve meses. Sin embargo, el verdadero desafío radica en la rapidez con la que podemos establecer esta infraestructura.
Además de su potencial para abordar crisis futuras, el cultivo de algas puede fortalecer la seguridad alimentaria en el presente, ofreciendo una forma eficiente y respetuosa con el medio ambiente de producir alimentos nutritivos. También se ha señalado que el cultivo de algas en áreas oceánicas óptimas podría ayudar a mitigar el cambio climático al capturar carbono atmosférico.